Tres locales gastronómicamente confortables en Madrid

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¿Qué significa locales gastronómicamente confortables? Para empezar, que la cuenta salga por una cantidad razonable. O que el interiorismo nos haga sentirnos cómodos y relajados. Y, por supuesto, que la comida sea de esa que no puede no gustarle a alguien. Por ejemplo, en Madrid, Taberneros, Casa Galleta y El Zorzal.

locales gastronómicamente confortables

Taberneros (Santiago 9, 915 422 160, desde 40 €), en el Madrid de los Austrias, es una sugerente propuesta en la que el vino juega un papel muy destacado. Su artífice es el sumiller Xavier Saludes y todos los camareros están sobradamente cualificados para explicar, maridar y servir con los mejores modales cualquiera de los casi 600 vinos disponibles, conservados en una bodega a la vista que adquiere un claro protagonismo también en la decoración del local. Hay referencias de casi toda España —particular atención a Jerez— y de medio mundo, como en la cocina que dirige el japonés Kenji Morita, formado en la Escuela de Hostelería del Alabardero: gyozas de cap-i-pota con yakiniku, tortitas de carne mechada con sriracha y cilantro, mejillones de roca con tomate italiano, tuétano asado con miel de trufa, tataki de bonito, carrillera al estilo thai, tiramisú…

locales gastronómicamente confortables

Casa Galleta (Castelló 12, 610 181 711, desde 36 €) es el quinto restaurante de Carlos Moreno Fontaneda, que ya tenía El Perro y la Galleta, Bar Galleta, Raro Rare o El Canadiense y abrió este el pasado verano. Las galletas aparecen una y otra vez entre los ingredientes de su cocina en todo un guiño a su segundo apellido: valen para rebozar las berenjenas con tomate y parmesano o el pollo con dip de tzatziki y están en todos los postres: la imprescindible tarta de galleta y chocolate de mamá o la tarta de manzana con base de galleta. La ambientación y el servicio remiten a un concepto de casa de comidas mundano y contemporáneo, confortablemente burgués y doméstico, muy del barrio de Salamanca, al igual que otros platos de la carta: los chipirones encebollados con falso risotto de gambón o el pollo relleno de foie y setas con ciruelas y pistachos al px.

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El Zorzal (Santa Clara 10, 912 017 391, desde 40 €) es otra novedad de este verano y se encuentra en el barrio de Ópera. Es el bistró de Iván Sáez, que gastronómicamente echa el resto en Desencaja y ha puesto al frente de El Zorzal a su mano derecha, Ernesto Muñoz. Juntos, recuperan especialidades tradicionales —croquetas de jamón, chipirones en su tinta— o le dan un toque divertido y personal a la cocina de toda la vida: flor de alcachofa con brandada y esponja de ajo y perejil, huevo frito con espuma de patata y trufa, tomate relleno de sepia bañado con idiazábal, rabo de toro deshuesado y glaseado, torrija de brioche con helado de galleta… En otoño, los productos y platos de temporada irrumpen en El Zorzal: carnes, setas y guisos que a menudo aparecen en su atractivo menú del día, a 15 euros. Los jueves hay cocido madrileño y los viernes, ropa vieja.

Otros locales gastronómicamente confortables en Madrid:
· ZALAMERO. El vino y el servicio de sala
· ROOSTIQ. El fuego y la finca
· LA RAYÚA. La declinación del cocido
· MARCONI. Gastroconfort nórdico
· LA CLAVE. Cocina casera española
· TABERNA PEDRAZA. La mejor cocina tabernaria